“Trabajar por la paz está al alcance de cada uno de nosotros y no se reduce únicamente a grandes mediaciones internacionales o un trabajo diplomático”. Trabajar por la paz es también rezar por la paz, acordarse de aquellos países y regiones en conflicto y sobre todo, trabajar por los pobres, “porque no hay mayor fábrica de pobreza que las guerras”.
Con esta reflexión, Tíscar Espigares, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid dio testimonio del camino de fe y el trabajo para la construcción de paz de Sant’Egidio, tanto en la dimensión internacional a través de la mediación en países y regiones en conflicto, como en la dimensión más cercana en las ciudades, con la oración, el trabajo por los pobres y la Escuela de la Paz con niños y niñas en los barrios de la ciudad.
En el Encuentro Diocesano de Catequistas, celebrado este fin de semana en Jaén, Espigares anunció el 33º Encuentro Interreligioso de Oración por la Paz, en el Espíritu de Asís, a realizarse del 15 al 17 de septiembre, bajo el lema “Paz sin Fronteras”.
¿Qué significa Paz sin Fronteras? Derribar los muros de la indiferencia ante tantas heridas que aquejan al mundo de hoy y recuperar la verdadera vocación pacificadora de las religiones mundiales, en un momento en el que éstas se instrumentalizan para crear división y se utiliza el nombre de Dios para intereses que no tienen nada que ver con la fe.
“La historia de fe de la Comunidad de Sant’Egidio da testimonio que la guerra, la muerte, la soledad o la pobreza no tienen la última palabra. Como cristianos, creemos en la resurrección, y por eso también creemos que el Evangelio puede transformar nuestras vidas y también nuestro mundo”, destacó.
En el camino a la Semana Santa destacó que “las heridas de los pobres hablan de la necesidad de la resurrección, de transformar la realidad. Los pobres nos ayudan a entender el Evangelio”, concluyó.